JUAN ESTEBAN ORLANDINI

EL HISTORIADOR DE ITUZAINGÓ QUE INVESTIGÓ ARCHIVOS INÉDITOS PARA NUESTRA MEMORIA

 

Eternamente estaré agradecido de haber conocido y compartido muchos momentos de inquietud histórica sobre nuestros orígenes como población que al momento no habían sido investigadas científicamente.

Daba quien escribe un ciclo de charlas sobre historia de Ituzaingó cuando ante mi agradable sorpresa me manifestó Juan Orlandini su deseo de concurrir a ellas.

Ya conocía su trayectoria como historiador de la época de Rosas del cual era seguidor y muchos otros temas vinculados al nacionalismo y en especial su libro histórico del grupo Tacuara.

En mis charlas intentaba recoger los verdaderos orígenes de Ituzaingó en mayor parte orientado por el trabajo de Torre Revello de la fundación de San Antonio del Camino (luego Merlo) y los inéditos planos y mapas de principio del 1800 que había puesto a nuestra disposición el gran investigador Dr. Guillermo Villegas.

También en parte a esas informaciones y otras de su propio hallazgo comienza Juan a investigar llegando a conclusión que los orígenes poblacionales de Ituzaingó se hallaban en zona del actual Villa Udaondo, el Puente de Márquez y Posta del Puente Márquez.

Surge así su extenso trabajo sobre “el Puente, el Río y la Posta” que permanece inédito. Hace también una profunda investigación sobre familias pioneras de la zona: Alvarado, Pellón, Manrique, Torrillas, Pardo, entre otras. Logra documentos sobre la Posta de Alvarado que era la primera “dormida” en el Camino Real al salir de Buenos Aires.

Pero sus hallazgos son más allá. Investiga, en base a planos principalmente, cómo era realmente la estación del ferrocarril Ituzaingó desde su inauguración en 1873 hasta la década de 1940.

A esta misma búsqueda se debe también el conocimiento de pobladores y calles del centro del pueblo en ese entonces.

Son también fruto de su investigación el hallazgo de mensuras de tierras de plano de Sourdeaux de 1864.

Los primeros teléfonos del pueblo desde el año 1916 son su hallazgo.

Seguramente en esta reseña omitiremos muchos de sus hallazgos pero no queremos dejar sin citar que su investigación sobre la merced del año 1754 que encabeza todas las historias publicadas de Ituzaingó aún las oficiales es absolutamente apócrifa (inexistente).

Todos los caminos tomados por Juan para hallar la citada merced fueron vanos incluida la consulta telefónica al Archivo de Indias en España. Creo que en su reconocimiento debería repararse esa cita histórica.

Juan Esteban Orlandini fallecido repentinamente el 12 de mayo de 2010, descansa en paz y muchas gracias por lo que nos  deparaste.

ALBERTO LUIS GUERCIO



EL SIGUIENTE ES UN HOMENAJE DE "LA VOZ DE ITUZAINGÓ":
este video inédito fue tomado por el director de este medio
en el Centro Cultural Bernardino Rivadavia de la calle Soler
(hoy Sala de Arte) en una Charla sobre "Puente de Márquez"
ofrecida por el Dr. Alberto Guercio
esta charla fue -sin lugar a dudas- la última ofrecida por Juan E. Orlandini
unos días antes de su desaparición física


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JUAN ESTEBAN ORLANDINI – EL HISTORIADOR DE ITUZAINGÓ

 

IN MEMORIAM

Jorge Malla me ha pedido que escriba in memoriam de nuestro amigo y compañero Juan Esteban Orlandini  y es lo que ahora trato de hacer, con los sentimientos de su presencia cercana y con la memoria de los largos diálogos que teníamos, casi regularmente los principios de semana, después de cumplir el ritual de que leyera mis editoriales y que me llamara para prometerme una pronta visita y para reprocharme que no supiera valorar el tinto patero que antes me enviara… Echaré de menos el conversar con Juan la próxima semana y sus reiteradas promesas de venir a comerse un buen asado a la parrilla bajo mi emparrado.

Supongo que cada época de la vida tiene sus celebraciones, una de mis hijas suele tener fiestas cada semana, porque toda la clase es como ella, quinceañera. Yo en cambio, últimamente, no hago más que recibir noticias de compañeros que dejan este mundo… Con cada uno que se va se guardan relaciones que a veces suman hasta cuarenta o cincuenta años de conocerse, de compartir historias, de confrontar o de hacer cosas juntos. En estos casos, el hacer el duelo suele ser doloroso, implica necesariamente revisar la propia vida, de alguna manera revivirla también, aunque en dosis abreviada y ello, aún así no resulta fácil. Dicen que la maldición de los chinos era el tener que vivir en épocas interesantes.

La nuestra me temo que lo ha sido en exceso. Releo uno de los libros de Orlandini que tengo conmigo mientras escribo, y no puedo dejar de sumergirme en los recuerdos y en los acontecimientos que desgarraron a nuestra pobre patria. En casi todos fuimos como generación, partícipes necesarios, tanto si estuvimos en medio de la revuelta como si la vivimos desde lejos. Nada humano nos fue ajeno y cada disturbio y algarada de alguna manera nos alcanzó y nos dejó su huella.

Hijos y hermanos de la violencia somos y llegamos tarde a la felicidad de los días tranquilos, los días que la vida reserva para ver crecer a los hijos y poder estar con los nietos y acunarlos como nos privó de hacer la militancia y el vivir escapando. Me enorgullece haber compartido con Orlandini algo de esta etapa de reflujo de la vida personal que nos lleva a enhebrar recuerdos e historias, recuerdos e historias que si no las volcamos al papel para que una generación las conozca, tal como él lo hizo, se irán indefectiblemente con nosotros.

Esperaba con cierta ansiedad su libro sobre la mazorca. Creo haberlo alentado a que lo terminara y espero haberlo hecho… Que se vaya un hombre como Orlandini es en versión nuestra ciudadana, tal como la pérdida de esos viejos africanos que tienen todas las tradiciones orales del conjunto en su memoria. La diferencia tal vez es que no somos honrados y demandados de la misma manera y por eso era importante el diálogo y el cultivo de una hermandad propia de las antiguas cofradías.

Era importante sostener y alentar a compañeros como el que nos deja. Los tiempos que corren parecen carecer de la mística y de los ideales en que nos formamos, los travestimientos y las conversiones inopinadas abundan más de lo que pudiera justificare y las viejas brújulas ya no señalan los rumbos como antes. Es que las experiencias de los Pueblos son como cadenas en que cada ser humano es algo así como el eslabón que le pasa la posta a los que vienen.

El problema es que hay tiempos aciagos en que los flujos se dañan, son los tiempos de cambios de paradigmas como estos que vivimos, tiempos de rupturas y de discontinuidades en que es preciso hacer un esfuerzo enorme para cumplir con los cometidos que la vida le ha dado siempre a los más viejos: transmitir la propia experiencia y los relatos de la historia que vivimos. Yo quiero agradecerle al amigo Juan Orlandini por haberse empeñado en esta misión sobrehumana con pasión y con honestidad, también le estoy agradecido por su amistad y por mostrarnos un camino.

Ruego que aunque tarde le demos el reconocimiento que se merece. El seguirá con nosotros como tantos otros que caminan a nuestro costado, al menos mientras no abandonemos el camino que alguna vez llevamos.

Hasta siempre compañero Orlandini, volveremos a encontrarnos en algún lugar y seguramente volveremos, sí, puedes estar seguro de eso: Volveremos…

JORGE EDUARDO RULLI


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Querido y estimado amigo Juan...

Mientras escribo estas líneas tengo enfrente la contratapa de tu libro, libro que me va a acompañar el resto de mi vida, libro que salió a la luz, compartiendo tus ansiedades y temores, entre mate y mate…

Pero también me da las fuerzas para escribirte, me acompaña la imagen que está impresa, como dice nuestro amigo en común el compañero Jorge Rulli, uno de a poco se entera que compañeros y amigos de la militancia van quedando en el camino… esta vez me tocó a mi.

Muchas veces charlábamos de cómo comenzamos a dar nuestros pasos allá por 1960 / 1970, vos en el Movimiento Nacionalista Tacuara y a través de tu vida el abrazo al peronismo, como un ideario definitivo y como lucha…

Mi madre me decía –con su tradición alemana en sus cuentos- que en una punta del arco iris hay una “olla llena de monedas de oro”, desde niño, después de la lluvia, salía a buscar esa ansiada punta, punta que jamás tocó la Tierra, y ahí descubrí que era una utopía encontrarla.

Nuestra vida, querido Juan, es como el arco iris, nacimos en una militancia llena de utopías, crecimos a través de los años con éxitos y fracasos, pero crecimos…

Cuando llegamos al punto máximo de la curvatura miramos para atrás y para adelante, observamos a nuestra familia, nuestro crecimiento y tenemos que descender en la búsqueda de esa preciada “olla de monedas de oro”; disfrutar los nietos, llenar páginas de un nuevo libro y tener charlas, donde predominan las nostalgias… con un buen vaso de vino de por medio!

Te quedaste a mitad de camino, pero...  hay algo en el arco iris que es inalterable a través  de los siglos, que son los colores, colores que los identifico con San Martín, Rosas, Perón, Dorrego, Jauretche y muchos más... colores que te acompañaron en tu formación y en tu corazón político...

Como historiador te imagino charlando con todos ellos, cambiando conocimientos por vivencias, en una nube rojo punzó llena de federalismo, custodiada por ángeles mazorqueros, abrazando a tus seres queridos que ya partieron y a tus compañeros tacuaras y peronistas.

Para terminar transcribo textualmente lo que pusiste en la portada de tu libro:

...hasta que la muerte nos separe de la lucha

Querido Juan... que descanses en paz.

Jorge Malla

 


Juan Esteban Orlandini falleció el 12 de mayo de 2010.